11deJulho

tendências, souvenirs, beijos esparcidos aos precipícios dessa coisa rugosa que muitos chamam amor, solilóquios, colóquios, provocações e invectivas, enfim, de tudo um pouco, daquilo que sou

Tuesday, May 31, 2005

Comentaris a Nan Goldin

Guió / Comentaris als Textes sobre Nan Goldin (2),

Alexandre Nunes de Oliveira (14/02/2005)


1. Son dos, los textos redactados sobre Nan Goldin, empiezo por lo que no está firmado, y cuyo email remite al nombre Hannot. Me remito directamente al inicio, al primer y prometedor párrafo de su documento:
«En la confusa situación socio-política actual, se produce la necesidad de nuevas formas de mirar y entender la realidad. Parte de la producción de arte contemporáneo desea abrir nuevos campos significantes, otras narratividades, para así poder mirar-entender y situarnos de nuevo, incesantemente, en el espacio-tiempo actuales. Parte de la producción artística de nuestro tiempo surge como laboratorio de imágenes y cómo experiencia para el conocimiento, un conocimiento éste de signo vital a través del cual se produce una reflexión sobre los variados modos de habitar el mundo.»
Aquí entrevemos no sólo lo que Hannot desvela en seguida - de la práctica artística contemporánea como relato del acontecer interrelacional, plural y forjador de identidades ‘líquidas’, en las cuales la ‘familia’ (significando los entes que nos están cerca) pasa a ser un modelo no tanto basado en la consanguinidad, sino en el vinculo más suelto y dinámico de las amistades. De hecho, enjergo también otras consecuencias: si la nuestra situación política y social es ‘confusa’ (véase el escenario de las elecciones en Portugal, dentro de días...), y compite al arte contemporáneo la misión, la tarea, de experimentar y desafiar, entonces aunque no hable de ideologías en sentido estricto, el arte comporta una irrechazable dimensión política, es contrapoder, o, al menos, alternativa explícita a las formas de lo político más organizadas, implantadas y que, al parecer dejan de dar soluciones vertebrales a los problemas de la gente, individuos o ciudadanos. Y en este sentido, también queda claro que el arte nutre identidades y interroga y procrea conocimientos, como sostiene Hannot.

2. El modo como esa identidad (bajo la forma o el concepto de representación) se presta a hacerse, y siendo paradigmático el caso de Nan Goldin, como muy bien lo discurre Hannot en las páginas 2 y 3, adviene de la incorporación de la memoria personal en el labor artístico, o, lo que da lo mismo, la actividad estética incide sobre la vida, los sucesos reales, los que nos están cerca.
Escribe Hannot: «Nan Goldin se convierte en la reportera de su propio entorno, de su tiempo, obsesionada por captar, atrapar el momento habitado, toda la familia se presta a ser fotografiada. La fotografía forma parte de sus vidas.» Es difícil que quede claro si es el arte que deviene vida, o la vida que se abre al arte. Nos ofusca la perspectiva de que es un tema demasiado cómplice, excesivamente contemporáneo y presente. Lo que está claro es que hay una relación ínclita, simbiótica, miscigenadora, entre arte y vida, al ponto que no quedan ya visibles sus fronteras o si las hay. El arte adviene vital, el existir se convierte en estético. Y ambos, unidos, siendo casi lo mismo, se juntan en ese quehacer enérgico de la propia (y autobiográfica) identidad y realidad.
Así sobresale también el trabajo de Nan Goldin como «un ejercicio de autorreflexión donde se nos presenta su propia vida, una narración que puede ser tan privada como universal», de acuerdo con le que indica Hannot en el último párrafo de su texto.

3. Pasamos al texto de Andreia Moroni, a descubrir otras cuestiones. Cumple ya decir, porque es la verdad, que presenta otro grado de ordenación y estruturación formal, a este nivel bastante bien. Sin embargo, su investida de más dos páginas sobre cuestiones generales de caracterización de la modernidad nos parece un poco innecesaria. De ella, solamente destacaríamos el punto de llegada, que es la democratización del acceso a la cultura y a los medios de producción artística, «(...) que confiere a los ciudadanos comunes, que en principio no son artistas y no pertenecen a la élite cultural, posibilidades de expresarse hasta entonces inexistentes», como se indica en la página 3. Esto entronca precisamente con lo que venía diciendo en el punto predecente, sobre la estetización global de la existencia o la vitalización de la expresión artística, o incluso a la idea de una contaminación estética, en los términos a que me referí en el comentario de la semana pasada. La educación y divulgación estética, a par de la horizontalización de los medios culturales, parecen, pues, constituir una condición imprescindible a este enlace frutuoso y abarcante del arte y de la vida. Aunque todos sabemos igualmente de los peligros de alienación que decorren de la llamada ‘cultura de masas’ estereotipada y normalizada.

4. Esto nos hace pensar, y siguiendo el sendero sugerente en que se adentra Andreia a partir de la página 4, que no podrá ser el arte a imponerse a la vida, porque así es constante el riesgo de la supremacía de un paradigma del ‘entretenimiento’, con óbice en los aburrimientos y futilidades televisivos. El movimiento, mas bien, será de la vida hacía el arte. El caso de Nan Goldin encaja: «A partir de su texto sobre The Ballad of Sexual Dependency queda claro todo el carácter íntimo y personal de su fotografía. Aquí tenemos su historia de vida, el suicidio de su hermana. Detrás de cada clic hay toda una relación sentimental, íntima y personal con los modelos. Ella nos lo presenta como su diario visual donde, como no podía dejar de ser en un diario, la temática fundamental es lo cotidiano. Pero ya no es lo cotidiano de la calle, de la multitud, de la masa. Es lo cotidiano de un individuo – la fotógrafa – convertido en arte, en el que participan otras personas, también en situaciones íntimas y cotidianas.»
La vida es más amplia que el arte. Por lo tanto, No es el arte, como primera instancia, que se reflecte o apodera de la vida. La vida es la primera instancia y es la que urge liberar. Encuentra en el arte su elemento emancipatorio, busca y accede al arte como testimonio de lo que es y de lo que puede ser. Así acaba, el arte, por convertirse en su pareja indisoluble, en la más bella historia de amor y libertad.

5. El método, al menos una parte, para esta vida hecha arte como pilar de una nueva identidad, como subrayan Andreia y Hannot, es la representación. Pero esta representación ya no es la mimesis clásica. Hablamos de la representación del cotidiano, del subjetivo - del abyecto, decía Hannot, del impresentable (o sublime), decía Lyotard. Es seguramente, auto-representación, porque también auto-reflexión: levantamiento y búsqueda de identidad, identidad que se hace intersubjetivamente, en lo que lo somos con los otros, en ese mutuo reconocimiento, incluso ritualizado, como destaca Andreia de sus lecturas del ‘texto incógnito’. De aquí, nace, pues, la revelación de nuevas formas de identidad, como alienta el texto de Elisabeth Sussman. Y aquí nos quedamos por hoy, que todavía hay mucho curso.

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